5. Síntesis
“[El realismo capitalista] es algo más parecido a una atmósfera general que condiciona no solo la producción de cultura, sino también la regulación del trabajo y la educación, y que actúa como una barrera invisible que impide el pensamiento y la acción genuinos.
Si el realismo capitalista es así de consistente y si las formas actuales de resistencia se muestran tan impotentes y desesperanzadas, ¿de dónde puede venir un cuestionamiento serio? Una crítica moral del capitalismo que ponga énfasis en el sufrimiento que acarrea únicamente reforzaría el dominio del realismo capitalista. Con facilidad, pueden presentarse la pobreza, el hambre y la guerra como algo inevitable de la realidad, y la esperanza de que se acaben estas formas de sufrimiento, como un modo de utopismo ingenuo. Solo puede intentarse un ataque serio al realismo capitalista si se lo exhibe como incoherente o indefendible; en otras palabras, si el ostensible “realismo” del capitalismo muestra ser todo lo contrario de lo que dice”
Mark Fisher, “Realismo capitalista” 2009
En mis textos anteriores, he sembrado el campo semántico que considero básico para comenzar a definir nuestro estado actual. Es hora de recoger algunos frutos para mostrar la potencia de estas ideas(1) como herramientas en la búsqueda de condiciones dignas, ya sea de existencia o convivencia humanas.
1. Crítica.
Hemos visto que la crítica es la primera piedra sobre la que se construye lo que, en occidente, consideramos filosofía. Con el pensamiento crítico se inició la separación entre superstición y conocimiento, poniendo fin a la era del “mythos” como director de la producción cultural. Si bien ha habido altibajos históricos, es innegable que a partir de esa postura crítica se han creado doctrinas humanistas que se resistieron a las cadenas del poder de su tiempo. La capacidad de poner en duda lo conocido, enfrentarlo a la realidad y evaluar el resulto nos ha llevado hasta aquí. ¿Por qué no seguimos haciéndolo? La pérdida personal del pensamiento crítico es una pérdida doble: epistémica(2) y política. Sin valores propios, interiorizados y obtenidos desde un proceso de autoconocimiento, no puede haber una actividad política orientada y autoconsciente. La política(3) debiera ser el resultado del reconocimiento de los valores propios y la expresión de los mismos en el medio social, no una batalla propagandística basada en actos de fe.
La frase “no vivimos en una democracia”, que ha sido promulgada por representantes políticos de distintos bandos con intenciones muy distintas, deja en nuestra mano la labor de entender su significado y su valor de verdad. Votamos, pero no decidimos. Tenemos libre expresión, pero nuestro pensamiento está cada vez más restringido. La democracia, así como los demás derechos obtenidos tras una dura lucha, no es algo que se nos ha dado para la eternidad, es algo que debemos construir y reformar a medida que sea erosionada por su uso. Sin pensamiento crítico, el tirano podrá usar la “democracia realmente existente"(4) en contra de los intereses de la mayoría. En nuestra mano está evitar semejante perversión.
2. Hegemonía del símbolo, alejamiento de la realidad material existente.
¿Por qué tengo en mi mente un valor macroeconómico, como el crecimiento del PIB, en vez de la tasa de suicidios de mi comunidad? ¿Qué valor representa mejor el bienestar de la sociedad que me rodea? Siento ser tan directo, pero este problema lo considero central. Nuestra percepción del entorno está, cada vez más, invadida por supuestos que eclipsan los hechos. Cualquier argumento puede ser sustentado por un dato aislado que los medios de comunicación, asociados a distintos intereses partidistas, ponen a nuestra disposición. ¿Estás a favor de la reducción de jornada? Aquí tienes un dato que te apoya. ¿Estás en contra? Hemos encontrado esta relación de números imaginarios que va perfecta para tu argumentación. Un dato no puede ser suficiente, necesita contexto e interpretación para que contenga información. O, lo que es lo mismo, un símbolo no vale nada sin el signo que trata de representar y el significado que debe contener.
El marco argumentativo capitalista (PIB arriba, PIB abajo) nos enfoca en los impactos en la economía que tiene cualquiera de nuestros proyectos y, frecuentemente, olvidamos el pretendido espíritu humanista de la regulación política. ¿Dónde queda el impacto en vida real de las medidas adoptadas? ¿Qué importa cobrar 10€ menos si disminuye la tasa de suicidio en mi entorno? ¿Y no era la economía capitalista un juego de suma distinta de cero?(5) Esta visión de túnel capitalista es el primer límite de cualquier proyecto de reforma. Ante un problema real como, por ejemplo, el acceso al mercado inmobiliario; la respuesta es un número sin conexión directa con la experiencia real del ser humano, que necesita un techo sobre su cabeza. Esto es el equivalente a decirle a un paciente que debe iniciar un tratamiento porque “el colesterol le da alto”. Separado de cualquier contexto, sin que el paciente tome partido de las decisiones, desde su visión de estar perfectamente sano y sin ser informado de los efectos secundarios que sufrirá… es cuestión de tiempo que deje de tomar la medicación. Si esto es así en nuestra salud, ¿por qué nos seguimos tragando la amarga pastilla del mercado inmobiliario? Aquí el símbolo ha sido más que suficiente.
3. Aceleración sociocultural.
Si la aceleración sociocultural es cierta y vivimos en un mundo globalizado donde la cultura salta cualquier frontera… ¿Cómo es que vivimos un renacimiento del nacionalismo y el racismo en occidente? Mi respuesta es que no hay que confundir aumento de velocidad con progreso o avance en una dirección concreta. La dinámica actual se parece más a un movimiento browniano acelerado. Cualquier individuo que se identifique con una postura de izquierdas debe vérselas con múltiples temas y conflictos. Es difícil eliminar de tu esquema mental tantos modelos racistas, machistas, opresores, esencialistas, colonialistas… heredados. Cuando tienes alguno de ellos identificado y aislado, el ritmo aumenta y termina dejándote atrás. Quizás una mayor cooperación y comprensión de los distintos ritmos de las ramas ideológicas de la izquierda, permita una mayor cohesión del movimiento. El movimiento browniano, propio del estado líquido, solo es perceptible desde una vista atómica. Solidificar temporalmente conceptos clave, para realizar movimientos macroscópicos coordinados, es un camino que creo que no estamos explorando.
Por suerte, esta dinámica no solo nos afecta a los que buscamos un avance en los derechos humanos. La actividad cultural de la extrema derecha también está sujeta a una aceleración y están sufriendo la desorientación propia del individuo que ve modificado su entorno, antes de haberlo entendido siquiera. Un ejemplo perfecto es la campaña en contra de Federico Jimenez Losantos, realizada por individuos de ideología ultraderechista durante la pandemia del COVID-19(6). La penetración del antiintelectualismo y el negacionismo más radical en la derecha española pillaron por sorpresa al conocido ideólogo. Esta “guerra” llega hasta hoy, donde nos encontramos con un “Pfizerico” que le hace la contra a Vox y se aleja de cualquier relación ideológica con Trump o Putin. Se ve que aunque se estreche la mira, el objeto no deja de moverse cada vez más y más rápido.
4. El objeto material domina al sujeto.
Recuerdo mi niñez rodeado de libros y películas, generalmente de Disney. Una riqueza material ansiada por cualquier chavalín de la época, que de esa manera se cría entendiendo que la libertad de tener es básica para llegar a la libertad de ser. Suponiendo que esto fuera cierto, ¿cuál es la situación actual en cuanto a libertad de tener?. Casa alquilada, coche en “renting”, libros en e-book, cultura en Netflix… las suscripciones sustituyen a la libertad de tener. La propiedad privada tiene unas condiciones que, ahora, definen las corporaciones; los estados ya no ponen las reglas. Es sorprendente que el mismo ideario colectivo que repudia al comunismo, por su supuesta negación de la propiedad privada, permita la digitalización y deslocalización de la propiedad en su conjunto. Es tentadora una interpretación reduccionista de la historia del siglo XX: hemos eliminado un sistema que proporcionaba cobijo, entre otras cosas, como bien básico, para ensalzar al que nos niega por completo la propiedad absoluta. El deseo de disfrute privado ha degenerado en una privación del disfrute.
El desarrollo material, según una lógica de consumo, ha llevado a una situación donde cualquier objeto deseado debe ser obtenido y, con la mayor inmediatez, desechado rápidamente para dejar sitio al siguiente objeto de deseo. Aquí la dinámica no depende de la voluntad del sujeto, si no de la cantidad de objetos que potencialmente puede obtener y del valor que tienen dichos objetos en el mercado. Esta dinámica marca un camino, pero no un fin. Cualquier rico vive como un pobre: consumiendo gran parte de su capital para rodearse de una materialidad vacía de utilidad y que caduca según decida el “logos” del mercado. Esta “trampa material” hace tiempo que fue definida y diagnosticada, pero no se ha iniciado tratamiento. Estamos ante el motor de nuestra economía, no ante una patología que queramos resolver. El alcoholismo ha sido definido como trastorno y se trata con intención de eliminarlo o paliarlo. También el déficit de atención y muchos otros nuevos trastornos que afectan a la productividad laboral del individuo. En un mundo que necesita el consumo en continua expansión, ¿cómo vamos a eliminar al motor que mantiene la rueda girando?. No diagnosticamos de síndrome de Diógenes al que acumula millones de dólares en cartas Pokemon. Lo elevamos a exitoso coleccionista(7).
5. Síntesis
Finalizado el análisis, toca unir piezas. La pérdida del pensamiento crítico asociada a la aceleración de los procesos sociales, genera un entorno intelectualmente incomprensible y en continuo cambio. La velocidad con la que se producen y propagan los símbolos y los objetos materiales (fetiches), solo promueven esta dinámica que termina en una parálisis política y un consumo espástico. El individuo atestigua una producción cultural con velocidades crecientes, pero la visión global muestra un cuerpo social paralizado. En un mundo dónde globalmente, todo sigue igual y es una utopía cualquier cambio, el individuo vive inmerso en un torbellino de sucesos que se escapan a su entendimiento y control. En un contexto así, aspirar a la autodeterminación nunca fue tan necesario. Pero no con la intención de hacer una guerra por tu cuenta. Este enfoque individualista (al que nos lleva el marco creado por las condiciones del tardocapitalismo) es el origen de la parálisis explicada hasta ahora. Una guerrilla se organiza desde una idea común y una forma de lucha, por ello no puede ser descabezada cuando pierde a un miembro. De la misma forma, es necesario entender en que lado del enfrentamiento político nos encontramos. Que la desaparición o falta de un líder no sea suficiente para desorganizar el objetivo colectivo de los individuos que buscan la igualdad de derechos entre seres humanos. Una vez compartida esta idea común, el camino se clarifica y puede ser andado en sociedad. Sin un camino común, somos peregrinos con una dirección propia, nunca compartida y con un final abocado a la soledad.
Ante la parálisis espástica a la que nos somete el realismo capitalista, es necesaria, tal como propone Fisher, una mayor dosis de realismo que deshaga el hechizo. ¿Cuáles son mis condiciones materiales? ¿De quién dependen? ¿Qué poder está en mi mano para cambiarlas? ¿Qué actores políticos defienden mis intereses? ¿Cómo obligarlos a no pervertir dichos intereses contaminándolos con los suyos propios? Todas estas preguntas nos llevan a actuar como sujetos autoconscientes e históricos. Esta visión se puede extender a cualquier ámbito político: relación laboral, sentimental, familiar, estatal, etc. La presunción de que el individuo no puede cambiar la historia es cierta, pero no debe ser paralizante. Es suficiente la comprensión del propio ámbito de acción y la actuación conforme a dicha comprensión, para convertirse en un sujeto que empuja la historia hacia la autonomía propia y la de los que lo rodean. Pero aceptar la propia realidad material como inevitable, cayendo en la trampa ideológica del realismo capitalista, es abrir una mesa de negociaciones donde las cartas las tienen nuestros rivales. Si creo en algo, es en el derecho a la autodeterminación del sujeto, dentro de los límites naturales que le impone la realidad y respetando la autonomía del resto de sujetos. No creo en el pastoreo encubierto tras la frase “no hay otra alternativa”(8).
1.Diseñadas y desarrolladas por pensadores de distintos tiempos y doctrinas.
2.Referido al conocimiento con valor de verdad.
3.Entendida como el conjunto de actividades que se dan en el medio social, no como un Barça-Madrid que se juega cada 4 años.
4.No me gusta usar la palabra democracia (gobierno del pueblo) como un absoluto. Hay gobiernos más democráticos que otros, no existe un gobierno absolutamente democrático. Al menos, aun no lo hemos alcanzado.
5.La facilidad con la que se cambia la argumentación económica me fascina. Cuando se exigen derechos, el juego siempre suma cero.
6.Ver https://www.eldiario.es/politica/extrema-derecha-medios-afines-chocan-vacunas-bebelejias-pfizerico_1_8342745.html
7.Ver https://www.guinnessworldrecords.com/news/2022/7/the-5-million-pokemon-card-inside-logan-pauls-record-breaking-trade-708581
8.Ver https://es.wikipedia.org/wiki/There_is_no_alternative
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